Samsung Galaxy S II Review

¿No les pasa que cada vez que alguien agarra su celular con Android les dicen que les gusta pero que “no anda como el iPhone”? Habiendo tenido en mi poder (ya sean míos, de amigos o prestados por empresas) varios equipos con Android como sistema operativo, he escuchado eso reiteradas veces.

El problema surge del hecho que iOS, en cualquiera de sus versiones, está diseñado y optimizado (muy bien optimizado si me dejan agregar) para muy pocos equipos (solamente los iPod, iPhone e iPad) por lo que es más fácil concentrarse en las bondades de cada parte del hardware para conseguir un sistema operativo con una fluidez y suavidad envidiable por cualquier equipo. En Android la masificación y fragmentación hace que haya tantas piezas de hardware, tantas empresas y tantas configuraciones distintas que se complica seguirle el ritmo para lograr una performance similar, por lo que en general, sin estar mal ni ser lento, siempre el “no anda como el iPhone” estuvo presente.

Hasta hoy El equipo que analizamos esta vez es el Galaxy SII de Samsung. La empresa coreana nos acerca en esta oportunidad un monstruo en materia de hardware, que hace que cualquier problema que haya podido tenerse anteriormente en cuanto a performance quede ahí, en el pasado.

Hardware Con un procesador ARM Cortex-A9 corriendo a 1,2 GHZ, un GPU Mali-400MP, un chipset Exynos y 1GB de memoria RAM no hay chance de que haya algo que este aparatito no pueda hacer. Si a eso le agregamos una capacidad de almacenamiento interno de 16GB expandibles con memorias de hasta 32GB (MicroSD), un display capacitivo Super AMOLED Plus de 4,3 pulgadas y una excelente cámara de 8 megapixeles con filmación 1080p a 30 cuadros por segundo entre otras caracteristicas, nos damos cuenta de que lo que tenemos entre manos es algo que excede cualquier tipo de standard. Pero no nos emocionemos tanto y vayamos por partes (dijo ya saben quien).



Aspecto externo Al tomar por primera vez el equipo a uno lo sorprende el tamaño. Por unan parte la pantalla de 4,3 pulgadas con Gorilla Glass es inmensa y cubre casi toda la parte frontal, pero a pesar del aumento de tamaño con respecto a las 4 pulgadas de su predecesor (el Samsung Galaxy S), el aumento de tamaño del equipo por suerte no es proporcional a lo que se gana en pantalla, ya que el cambio estuvo concentrado en el mejor aprovechamiento de los marcos. La misma comparte el frente con la cámara secundaria de 2MPX, el sensor de luz y el sensor de proximidad en la parte superior y 3 botones en la parte inferior: Home (físico), back y menu (capacitivos o táctiles).

Pero no solo nos sorprendemos por un aumento en algunas dimensiones, sino por la reducción en una de ellas en particular: el espesor. Gracias a esto, el equipo pasó de los 9,9mm de espesor del Galaxy S a unos encantadores 8,5mm, que compensan el aumento de superficie frontal de forma única. Si a esto le agregamos que encima el equipo es más liviano (en papel es 119gr contra 116gr pero créanme que se nota), les aseguro que se puede tener guardado en el bolsillo de la camisa sin darte cuenta que está ahí.

En la parte trasera podemos encontrarnos con la cámara de 8 MPX con su flash led, la tapa de la batería y el parlante externo. La tapa de la batería es finita en extremo, y de plástico, como el resto del equipo, aunque su textura haga aparentar algo distinto. En la parte inferior está el puerto USB (sin cobertura a diferencia del Galaxy S) y el micrófono, en la superior encontramos solamente el jack de 3,5mm para los auriculares (medida standard). A los costados tenemos el botón de encendido y el control de volúmen, en los lados derecho e izquierdo respectivamente. Lamentablemente sigue la tendencia a obviar el botón de la cámara para los más fanáticos.

Pantalla Una vez que lo encendemos, notamos la espectacularidad de su pantalla. La tecnología Super AMOLED Plus está compuesta por leds que se encienden y apagan individualmente, por lo que conseguimos un contraste muy profundo (los negros son la pantalla apagada a diferencia de los LCD que igualmente emiten luz, por lo que no se puede conseguir negros mas “realistas”) y los colores son muy brillantes y saturados.

Otra de las ventajas de las pantallas LED el ángulo de visión, que es óptimo y no hay chance de que se deformen los colores sin importar de donde lo mires. Para rematar, consume menos energía que un LCD convencional, por lo que la batería se ve beneficiada por esto también.



Lo único que se le puede reprochar en este apartado es la resolución de la misma, que es de 800x480. El “problema” es que celulares con pantallas mas chicas como por ejemplo los Motorola Milestone 1 y 2 o el Defy tienen una resolución mayor, lo que brinda una mejor definición. En el Galaxy S se notaba un poco esto en comparación a los equipos mencionados, y ahora que se aumentó en 0,3 pulgadas el tamaño de la pantalla y se dejó la misma resolución, el estiramiento es un poco mas notable. Como podemos ver en la comparación con el Samsung Galaxy S, a la hora de usar la misma cantidad de pixeles en un menú mas “alto” por así decirlo, las palabras se notan estiradas verticalmente. Nada lo suficientemente desubicado como para no comprar el equipo, pero se nota que ya hace falta un aumento de resolución para no perder calidad de imágen en el camino.

Batería Ya que mencionamos la batería les cuento que en mis días de uso del equipo no quedé muy conforme con la duración de la misma, pero presumo que es un problema de la unidad o el uso que previamente se le ha dado y no por otro motivo, ya que conocidos míos me reportan un consumo normal. En particular ni bien me llegó el equipo no pasaba de las 8/12 horas de uso moderado, para luego de, durante la semana varias cargas y descargas completas como para calibrar, pase a durar un poco mas, pero como dije, puede ser problemas de esta unidad en particular.


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